¿Eres versátil?
Sí, pero te aviso: solo utilizo dos o tres programas de memoria de traducción, no reparo lavadoras y tampoco invento maquinas del tiempo. Aceptar cualquier cosa de un cliente es romper con tus límites y desobedecer a tus propios códigos de bienestar profesional. No quiero confundir el saber rechazar un proyecto de traducción que me hace perder tiempo con una falta de curiosidad por las nuevas tecnologías. Son dos temas distintos. Mi productividad y mi(s) tiempo(s) no tienen precio, y…